sábado, 8 de mayo de 2010

8 de Mayo: Día de Nuestra Señora de Luján

Madre y Protectora
La Virgencita de Luján eligió el lugar donde quedarse para siempre junto al pueblo argentino. La incesante peregrinación de fieles que hace ya casi cuatro siglos acuden a su llamado la transformaron en nuestra Patrona.
Esta historia comienza a tomar nombre ya en el año 1536, cuando a orillas de un caudaloso río situado al noroeste de la futura ciudad de Buenos Aires (sería fundada 44 años después por Juan de Garay) muere un capitán llamado Diego de Luján, en cuyo homenaje se perpetúa en el río su apellido.
Casi un siglo después, en 1629, el hacendado portugués Antonio Farías de Saá, residente en Sumampa (Santiago del Estero), solicitó a un amigo marino que le trajera de Brasil una imagen de la Virgen, para honrar a la Inmaculada Concepción con una capilla en su estancia. En mayo del año siguiente, no una sino dos imágenes de la Virgen (una de ellas con el Niño en brazos, la otra en su Inmaculada Concepción) estuvieron en el puerto de Buenos Aires listos para partir a destino en una caravana de carretas tiradas por bueyes, tomando por el Camino Viejo a Córdoba (actual Ruta 8).
La detención para pasar la segunda noche se produjo en las cercanías de la estancia del Sr. Rosende, a orillas del río Luján en lo que hoy es Villa Rosa (a unos 30 kmts. de donde se erige la Basílica). Lo acaecido la mañana siguiente es harto conocido, y así lo cuenta uno de los historiadores de la época: "Al apuntar el sol el día siguiente, el conductor de las imágenes unció sus bueyes, los ató al carro y picándoles con el aguijón se dispuso a continuar su ruta. No poco extrañado vio que los bueyes no se movían y aunque redobló sus esfuerzos y excitó a los animales de mil modos no consiguió que arrancase el carretón. Vinieron en su ayuda otros carreros, añadieron a la pareja del pértigo otra yunta de bueyes pero no lograron más que exasperarlos con sus golpes. Arremolinóse en torno del carro una multitud de carreros y peones de la estancia juzgaron todos que era menester aliviar el carretón de su peso. Descargaron los bultos y al punto lo movieron los bueyes con la mayor facilidad. Como la carga era la misma que habían traído de Buenos Aires preguntaron al conductor qué era lo que llevaba y como dijese que entre otros bultos conducía dos imágenes de Nuestra Señora, desearon cerciorarse si el obstáculo provenía de ellas. Embarcaron pues las dos imágenes en el carretón y, en efecto, éste permanece inmóvil como al principio. Sacaron entonces una de las cajas y el carretón siguió atascado; trocáronla y azuzados los bueyes giraron las ruedas sin dificultad".
Así fue que la imagen de la Inmaculada Concepción decidió quedarse allí, mientras que la imagen de la Madre con el Niño llegó a su destino original y es hoy venerada como "Nuestra Señora de la Consolación".
Al cuidado de Nuestra Señora de Luján quedó un negrito llamado Manuel, quien ya viajaba cuidándola en la carreta y se quedó junto a ella hasta que murió 53 años después. Durante ese tiempo fue testigo de numerosos milagros.
Hacia 1671, estando tanto la estancia como el santuario de Don Rosende muy deteriorados, una pobladora del lugar, Doña Ana de Matos, ofreció construir en su estancia (ubicada a 30 kmts. al oeste, donde hoy es la ciudad de Luján) una capilla para la Virgen. Ocurrió entonces que dos veces trasladaron la imagen a su nueva morada, y dos veces la Virgen decidió regresar (sin intervención humana) a su lugar original. La Señora de Matos no quiso trasladarla nuevamente, y contó lo sucedido al Obispo de Buenos Aires, quien en una multitudinaria procesión de 2 días llevó por tercera y definitiva vez a la Inmaculada a su nuevo oratorio, donde se levantó un altar y comenzó a celebrarse Misa.
La constante peregrinación de los fieles dio lugar al incesante crecimiento del oratorio, que fue capilla en 1685 y luego parroquia (en 1730). El 8 de mayo de 1887, el Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Aneiros, realizó la coronación Pontificia de Nuestra Señora de Luján, colocándole una corona traída especialmente de Europa con la bendición del Papa León XIII. Fue un gran acontecimiento nacional, al que asistieron más de cuarenta mil personas procedentes de toda la Argentina y de los países vecinos. En 1890 comenzó la construcción del actual templo, al que el 8 de diciembre de 1930 el Papa Pío XII le otorgó oficialmente el título de Basílica, y que fue terminado en 1935.
Paralelamente fue creciendo la ciudad de Luján, alrededor de la capilla y de la "Villa Luján" que Doña Ana permitió a los fieles edificar en sus terrenos.
En 1930, tres siglos después de la milagrosa decisión de nuestra Patrona, la Virgen de Luján fue proclamada Patrona de la Argentina, Paraguay y Uruguay.
Más información:
http://www.laplatavive.com/miweb/virgendelujan/
http://www.basilicadelujan.org.ar/

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